Los chats en la enseñanza – Síntesis comentada
¿Inciden desfavorablemente en la escritura los mensasjes de texto, los
chats, los tweets? Es una inquietud recurrente en los educadores. Los medios
masivos de comunicación continuaron un debate que se inició con la aparición de
la televisión y, probablemente, con las primeras transmisiones de radiofonía.
De este último medio no tenemos noticias, pero la T.V. hizo correr mucha
tinta en diarios y revistas, así como luego lo hizo la aparición de videojuegos
y el uso de las primitivas calculadoras de bolsillo y computadoras.
Las tecnologías siempre despertaron el celo de los docentes y la ambición
de venta de producciones periodísticas; hasta se debatía la prohibición de uso
de algunas de esas tecnologías: de hecho, en mis primeros años de nivel
secundario, estaba vedado el càlculo “a pilas” y solamente debíamos utilizar
medios de escritura y nuestra capacidad mental, cuya atrofia estaba en
cuestión.
Hoy nos toca referirnos al chat en idéntico sentido, con especial énfasis
no ya en las matemáticas, sino en la gramática y la sintaxis; supuestamente,
conforme los estados de discusión, la semántica estaría extinta en dichos
medios.
El chat es un medio relativamente reciente para nosotros, aunque no tanto
para los nativos digitales que colman las aulas.
En un primer análisis podríamos visualizarlo como un espacio entre lúdico
y comunicacional, aunque resulta necesario profundizar sobre su uso como vehículo
de enseñanza, lo que prima facie parece difícil,
aún ante las mejores condiciones.
¿El Chat es un género del discurso narrativo? Es una posible pregunta,
cuya respuesta la hallamos en http://www.joanmayans.com/?s=chat,
manifestando al respecto el educador catalán que “es un género confuso que se
produce por descomposición de otros géneros … el género literario, narrativo y
conversacional, no como derivado de ellos, sino como una fusión de prácticas
orales y escritas con sus propias reglas.
Así, quienes nos
asomamos por las ventanas de sus practicantes y utilizamos el chat como
herramienta eventual para comunicaciones cortas, sabemos que su sintaxis es más
aproximada al uso oral de la lengua que al uso escrito.
Pero, ¿porqué
entonces se escribe “tan mal” en el chat y no se habla/ba de ese modo en las
comunicaciones telefónicas? ¿sustituyó el chat a este último medio? Creo que aùn
es muy pronto para saberlo, aunque entre los jóvenes parece haber sustituido un
medio al otro. Harina de otro costal es su dilucidación: continuemos.
Lo cierto es que el
chat impuso nuevas reglas sintácticas y ortográficas, alterando por cierto las
mismas de modo tal que, para los migrantes digitales, la comprensión resulta a difícil
y algunas veces anulada.
Un factor importante es la velocidad e instantaneidad, las que sumadas a
la estrechez espacial, impone un estilo alejado ya de las normas de la oratoria
y de la retòrica, generando una nueva codificación a la que se accedería
solamente con su uso harto repetido.
Se utilizan figuras representativas de emociones (emoticones), podemos
gritar con el uso de mayúsculas, y otras variadas reglas consensuadas, ya que
no fueron impuestas, sino solamente implementadas por los usuarios.
Recordemos los mayores que hemos utilizado otras codificaciones tales
como la jeringoza, que no comprendían nuestros padres; recordemos también que
nuestros antecestros hablaban “al vesre” y, algo más extendido, recordemos el
uso del Gasó, que mereció un reconocimiento cinematográfico con el filme “Rosarigasinos”.
Párrafo especial merece el lunfardo, como codificaciones de una parcela de la
sociedad.
No obstante la opinión de la Dra. Litwin, considero que los nuevos
códigos chateros tienen un amplio valor pràctico y también comunicacional, ya
que una franja de la sociedad logra sus fines (comunicarse) y por ello le
imprime un uso intensivo; tampoco podría sostenerse que tiene escaso valor como
herramienta en el proceso enseñanza aprendizaje, por las razones que
expondremos.
Es una ventaja destacable en este sentido el uso en paralelo de diversas
sesiones de chat, la velocidad, la instantaneidad de transferencia de la información
y, fundamentalmente la posibilidad de su uso intensivo en la educación a
distancia.
La utilización de salones de chat con la participación sincrónica, aunque
atòpica, de los estudiantes y docentes tiene un valor incalculable, por la
posibilidad de encuentro extraáulico que permite.
Obviamente que estamos hablando del chat como herramienta estrictamente
comunicacional, depurándolo de los “males” que hemos señalado en los primeros
párrafos; asimismo, en salones de chat con acceso restringido a estudiantes
previamente registrados, se eliminaría otra característica que debimos haber
mencionado: el anonimato y las agresiones que pueden escudarse en el mismo, ya
que –como sostiene la Dra. Litwin- el chat posibilita tales conductas, pero no
las crea.
El buen uso del chat, correctamente orientado hacia el diálogo y el
respeto, podría ser un amplificador de la transmisión oral presencial,
permitiendo además –en los niveles primario y secundario- la participación de
los padres como observadores/veedores de los beneficios de su utilización,
respetando siempre la privacidad de los intervinientes con la no intervención de
los progenitores.
En síntesis, como cualquier otro medio de comunicación, el chat puede
servir como medio de encuentro entre educadores y educandos, para favorecer la difusión
de posturas éticas y para brindar apoyo académico en tiempo real, constituyendo
un aula virtual con vida propia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario